Hay muchas formas y técnicas para atraer lo que queremos en la vida, pero una de las más poderosas es practicar el agradecimiento diario.

Sentir gratitud por lo que se tiene y se vive (bueno o malo) en lugar de obsesionarse con lo que no, es de gran ayuda para muchos aspectos diferentes de la vida pues se disminuyen los niveles de estrés, se mejora la habilidad para manejar momentos y entornos difíciles, de igual forma, al reducir la hormona del estrés, cortisol, aumenta el sistema inmunológico.

Múltiples investigaciones del cerebro demuestran que las emociones positivas, como la gratitud, son benéficas para el cuerpo y la mente, agradecer se siente en el nivel bioquímico del cuerpo y activa la misma área del cerebro como los sentimientos de asombro y admiración, produciendo dopamina y serotonina, las hormonas de la felicidad, el placer y el bienestar.

La auténtica gratitud nace del aprendizaje de la vida. Para desarrollarla de una manera ágil, es fundamental el auto- conocimiento; igualmente modificar nuestra manera de pensar, de percibir con optimismo y actitud positiva lo que nos pasa, aún en momentos críticos y algo oscuros.

Se cree que de todos los sentimientos humanos, el más efímero es la gratitud. Quizás haya algo de cierto en esta afirmación ya que el saber agradecer es una virtud que trasciende.  Para algunas personas dar las gracias por aquellos servicios cotidianos es muy fácil: el desayuno, la ropa limpia, la oficina aseada, la persona que le abre la puerta, la que le sirve el almuerzo, etc. Sin embargo, la gratitud implica algo más que pronunciar unas palabras de manera automática. Agradecer responde a una actitud que nace del corazón, en aprecio a lo que alguien más ha hecho por nosotros.

El agradecimiento es reconocer la generosidad ajena, es apreciar lo que se vive y se recibe, sin dar nada por sentado; nos ayuda a concentrarnos en el ahora, no en lo que perdimos en el pasado, o lo que vendrá del futuro.

Nuestros pensamientos crean nuestra realidad y poder visualizar con optimismo, nuestra vida nos enfoca en la mentalidad de abundancia, no de carencia.

¡La gratitud, se manifiesta! no sólo con palabras, es una actitud hacia la vida que se visualiza en una mirada, con el aprecio que sentimos a los terceros, a la vida misma.

Los budistas creen que cuando se pronuncia la palabra «Gracias» se unen el cielo y la tierra y que esta expresión no es un formalismo sino una especie de mantra (palabras en sánscrito que se refieren a sonidos tan poderosos que aumentan la vibración de las personas y crean nuevos patrones de pensamiento en el cerebro) que conecta lo sagrado que existe dentro de cada uno con el entorno.

La práctica de la gratitud tiene como consecuencia un incremento no solo de la felicidad, sino también de la salud. Así lo demuestra Sonja Lyubomirsky en su libro “La ciencia de la felicidad” (“The how of happiness”), según esta profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de California y autoridad en el tema de psicología positiva, expresar gratitud por lo que se tiene es una manera sencilla y efectiva de ser feliz en el trabajo y en la vida en general. Las personas que suelen estar agradecidas son más felices, tienen más energía, son más amables, y manifiestan mayor empatía que las que no lo suelen estar.

Con Cariño,
María Reina