Nunca se imaginaron los ingleses, en 1912 que el barco «Titanic» 1, considerado el más grande de la historia el insumergible, naufragara por un iceberg.
El “Capitán Edward John Smith2 recibió aviso del iceberg y mantuvo velocidad de crucero” quizás por demasiada confianza, algo de arrogancia, poca resiliencia a un cambio de maniobra, descuido de detalles o simplemente porque pensó que era la mejor decisión en un evento inesperado en su historia como profesional de altamar.
Si bien este evento ha sido protagonista de muchos libros de management por las lecciones que surgen de lo que se hizo y no, menciono el de Juan Serrano3, hoy escribiendo sobre el FLORECER, traigo a colación dos temas sobre el hundimiento del Transatlántico que me llevan a la reflexión:
De los 2208 Pasajeros que iban a bordo 1496 murieron, solo se salvaron 712, la gran mayoría de ellos estaba en primera clase. No hubo botes salvavidas para todos, tampoco colaboración, inclusión, equidad, valores que surgen en momentos inesperados o de desafíos como en este entorno BANI.
La otra reflexión del TITANIC, se relaciona con la comunicación, el cuidado de los detalles y quizás la preparación para momentos inesperados, dice la historia que a pesar de que los pasajeros sintieron el fuerte movimiento (cimbronazo) del barco, se enteraron de la realidad, unas horas más tarde.
Sabemos todos que el barco no estaba preparado para sumergirse y por ello los botes salvavidas no eran suficientes, sin embargo, también podría especularse que el número de pérdidas habría sido menor con organización, comunicación y resiliencia.
El FLORECER, como yo llamo a la nueva normalidad, nos cambió la vida y si creo que las cosas no volverán a ser iguales y a veces pienso, quizás porque lo deseo con el alma, que volveremos a un mundo digital pero más humano. Las organizaciones se encuentran en una carrera maratónica para iniciar el año lo mejor posible, protegiendo a sus empleados y la productividad, viven su “iceberg” al interior.
Tratando de mejorar, ampliar las plataformas tecnológicas, analizando productividad y en especial la adaptación de los empleados. Sin embargo, la comunicación valiosa y efectiva en este desafió debe ser más personal, no a través de plataformas digitales; si no se puede presencial, hacerla por teléfono.
Más allá de hacer seguimiento a los resultados, que es crucial, es una comunicación más empática y de consideración por el ser.
De igual forma para mantener la productividad y el “engagement” de los empleados, María Reina Consultores, recomienda velar para que el trabajo virtual no se exceda más de las horas de trabajo; promover el disfrute del aire libre, la música, el arte, el juego serio y que exista un tipo de interacción humana.
Cada empresa, vive el presente capoteando las dificultades, nuestra reflexión es volver a la esencia, a lo básico, a lo simple, a lo humano. Eventos como el Titanic y otros de esa magnitud, nos conducen a lo que realmente vale la pena en este momento «el Ser». Evitar los conflictos y el afán que agota y genera tanto stress: «el Ser para el Hacer».
Con cariño,
María Reina
1. 1 kilómetro de largo, 46000 toneladas de peso y 11 pisos de alto
2. El Capitán de mayor prestigio de la Compañía White Star
3. Juan Serrano, Navegar entre Icebergs
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