Hablar de direccionamiento estratégico ya no es suficiente en una organización. Definir el propósito, visión y valores corporativos es fundamental, sin embargo, el éxito de esta gran tarea es lograr que los colaboradores de esta se alineen con esos parámetros o marcos de acción para el logro del resultado.
Alineación se refiere a muchos temas: conocimiento, empoderamiento, desarrollo de sinergias, bienestar, propósitos comunes, empatía.
Cuando una organización está alineada, los esfuerzos y talentos individuales se coordinan hacia un objetivo común. Desafortunadamente no es una práctica natural, y lo común es encontrar departamentos y áreas de empresas que no reflejan a la promesa de valor de la empresa, ni a los valores que están en las carteleras de los pasillos.
La alineación inicia desde la selección del recurso humano y la evaluación de quien está presente, en coordinación con la hoja de ruta definida para el negocio. Exige una medición del talento y las competencias de ese recurso humano para afrontar los retos del negocio. Continua con el desarrollo y bienestar de la fuerza laboral que permita el empoderamiento y apropiación del recurso humano de esas metas empresariales. En especial demanda la labor estratégica y conexión de la gerencia de recursos humanos con la presidencia de la compañía y a veces con la junta.
El alineamiento no es algo que se logra de manera automática. Surge de esa visión compartida que inspira el líder a su equipo, cuando teniendo claridad de ese sueño y meta empresarial, conecta su propósito de vida con las mismas y vive acorde, cuando expande ese conocimiento que se requiere y dirige con ejemplo, cuando a pesar de las adversidades, maneja ese carisma empático y templanza hacia los subalternos y terceros. Cuando se respira una vocación de servicio de ese líder que transpira en toda la organización y sus miembros la siguen. Con ese espejo se recluta, se adapta y se compromete al recurso humano quien, casi naturalmente, por el ambiente que se respira, por la claridad de su rol dentro de la empresa, por ese orgullo que se siente de hacer parte de ese equipo, se empodera de sus actividades y se coloca como decimos coloquialmente “la camiseta” y diariamente da lo mejor de sí mismo y logrando esa milla de más que se requiere para la excelencia.
Alineando el recurso humano a esa visión y caminar, la adaptación de los sistemas, de la cadena productiva, de la labor comercial y otras de las misiones funcionales de las empresas se hace más fácil y se logra naturalmente, aún en escenarios difíciles de mercado.
Con esta alineación, la energía de todo el equipo se concentra por un resultado. Y lo que es interesante es que se logra coherencia empresarial, y la cultura de la empresa es la sumatoria de la actitud individual que permea en el ambiente de trabajo.
Pareciera una utopía el logro de este alineamiento y el encontrar compañía donde esta pieza del direccionamiento estratégico se da. Conozco como consultora varios casos en Colombia donde ya se habla y se vive por esta construcción de equipos y alineación. La receta es simple: Encontrar, valorar y retener el CAPITAL HUMANO, único recurso que permanece en el mundo de hoy de los negocios donde todos se convierten en comodites y el servicio es lo que marca la diferencia, donde el mercado exige experiencias emocionales, donde la promesa de valor diferencial solo lo hacen las personas frente a producto / productos que no sea(n) copiable(s) o sustituible(s).
Una organización crece si las personas que hacen parte de esta respiran ese mismo sentimiento de crecimiento y bienestar. La prosperidad y abundancia es extensible a todos y no solo a la dirección y accionistas.
Con cariño, María
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