La inteligencia Espiritual no significa ser religioso.
Una persona puede no serlo y ser agnóstica o atea y tener una alta inteligencia espiritual.
A mí, creyente de Dios, me ha encantado este concepto para apoyar a quienes confían en nosotros, para caminar con ellos en el proceso de transformación cualquiera que sea, ya que cuando ésta se ejerce, se practican valores que nos permiten asumir la vida con una responsabilidad, con un sentimiento genuino de colaboración, menos egoísta y caminar hacia la abundancia compartida.
El entorno BANI nos genera incertidumbre y quizás algo de temor y es allí donde la inteligencia espiritual actúa. Nos apoya como un insumo para ser anti-fragiles y menos vulnerables. La revista Neuroscience [1] declara que las personas que utilizan la inteligencia espiritual y además se sienten cerca a Dios, experimentan niveles altos de bienestar psicológico. Es la riqueza del alma, cualquiera que sea la convicción.
Tiene que ver con ese ideal de ser la mejor versión, y con ese sueño a contribuir a una sociedad más amigable, más honesta y más abundante
La inteligencia espiritual nos ayuda a capotear el entorno BANI, nos reduce la ansiedad y frente a la no linealidad y la incomprensión, nos conecta desde el “ser” para el hacer
Robert Emmons, psicólogo de la Universidad de California, al admitir que es ésta otra de las inteligencias necesarias para el liderazgo, admite la composición de la misma en 4 componentes:
- La capacidad para trascender lo físico y lo material
- La capacidad para utilizar recursos espirituales y para solucionar problemas
- La capacidad para experimentar estados de conciencia elevados
- La capacidad de ser inspirado por visiones y valores
Davis –Lockwood caracterizó por su parte, la inteligencia espiritual como esa inteligencia que nos aporta valor en los momentos de dolor y nos ayuda a trascender el mismo; también como esa capacidad de visionar el futuro con optimismo y coraje para asumir retos y lograr el futuro; como la renuncia a causar daño; igualmente como la actitud de cumplir un propósito que aporte a la sociedad y la elevada conciencia del SER.
Yo agregaría a esta definición la capacidad para ser coherente en el Hacer, en no mentir y ser auténtico, sirviendo a otros y recibiendo de la vida lo que nos da a manos llenas cada día.
Es esa actitud de no criticar y mucho menos juzgar, es ser y dejar hacer, alegría en todo lo que hacemos sin queja, ni pereza; es vivir en abundancia a pesar de las crisis y la volatilidad del negocio, es amar con intensidad lo que hacemos y a quienes están cerca.
La gestion de las emociones, y de las inteligencias, en especial ésta la espiritual es parte del core de María Reina Consultores “del ser para el hacer
Es Ser para el Hacer.
Con cariño María Reina“Del SER para el HACER”
[1] Neuroscience news
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