En el Libro del Génesis de la Biblia nos relata de una manera increíble, la creación del mundo [1] “y Dios creó al ser humano a su imagen, hombre y mujer los creó” y los bendijo”; también dijo “yo les doy de la tierra todas las plantas que producen semilla y todos los árboles que dan fruto con semilla y todo les servirá de alimento y así sucedió”. “Dios miró todo lo que había hecho y considero que era muy bueno”. “al llegar el séptimo día, Dios descansó porque había terminado la obra que había emprendido, y la bendijo y la santificó”.
La naturaleza, es el mejor regalo de Dios, el olor a hierba, el canto de los pájaros en la mañana, el verdor de las montañas son una muestra de la mano divina en el Universo. Cada día representa el sol naciente y el poniente, la lluvia y el día soleado, la noche y el día, el Yin-Yang de la existencia.
Sin embargo, la naturaleza humana y nuestro carácter rebelde y desobediente, alteró la inocencia y la pureza del mundo en aquel tiempo, sin entender quizás lo que ello significaba.
Hoy a casi 6 meses de cuarentena, al mismo tiempo que continúan los dolorosos fallecimientos por el COVID 19 [2], se presentan incidentes que declaran un nuevo orden de la naturaleza: se declara, por ejemplo, de manera simultánea las caídas significativas en los niveles de contaminación y un aire más puro. Se percibe un cielo más azul y los diferentes colores que se asoman en los atardeceres rezan un aire más nítido y puro.
“Tanto China, como el norte de Italia mostraron importantes descensos en los niveles de dióxido de nitrógeno, un gas tóxico que contamina el aire. Los residentes de Venecia, se alegran por la mejora en la calidad del agua de los famosos canales que atraviesan la ciudad”.
Se observan de manera muy grata las playas limpias y la reducción del ruido y polución del aire. Vale decir, que en mi ventana llegan más palomas que lo usual y los árboles brotan un aroma y un verde imaginable antes y se convierten en la razón del artista para pintar o fotografiar o para escribir poesía. Igualmente, los mares se surten de agua cristalina y las olas se tumban en la playa con un blanco muy claro.
Se dice que en Kenia han nacido más de 140 crías de elefantes en el parque nacional [3] de Kenia y los medios hablan de “un baby boom” en la natalidad de estas bellas criaturas como respuesta a las restricciones de turistas en los parques debido a las medidas sanitarias contra el covid-19 y también al incremento en la lluvia.
Como una grata conclusión, en medio de este desafió, jamás esperado. La naturaleza renace y la contaminación disminuye.
Como seres humanos declaramos que nos despojamos de todo aquello que es superfluo, y no genera valor. Aprendimos a dejar ir, a valorar la comunicación con los seres queridos en conexión virtual, a abrazar a esas personas en la distancia a través de la palabra y a cuidar de ellas. A bendecir y orar por la humanidad como nunca. A pedir por otros sin egoísmo, ni resentimiento alguno, a dormir sin dolor o crítica por otro, y por el contrario, sintiendo amor infinito y suplicando al Creador.
Aprendimos a valorar los espacios musicales y de arte virtual. Los sentimientos son más intensos y sinceros, así la empatía florece y la comprensión/compasión se convierten en una regla común para gestionar asertivamente nuestras relaciones.
En mi caso personal valoro tanto una llamada, una palabra, apreció tanto cada mensaje que ello nos motiva como compañía a estar tan presente cada día en cada ser que por algún motivo está o ha estado en nuestro camino y hace parte de la comunidad “del ser para el hacer”.
Las máscaras o tapabocas que tanto hemos criticado también funcionan. Tomó varios meses acostumbrarnos a ellas por su incomodidad, sin embargo, ahora por obligatoriedad y por moda nos preocupamos por tener la mejor de ella.
Gracias a Dios, se espera que la actividad económica mundial regrese en una semana. Grandes aprendizajes nos quedan y considero como muchos, que las lecciones aprendidas quedaron memorizadas, que la virtualidad no vuelve atrás y lo que es más importante que la colaboración, la compasión y el manejo cuidadoso de las relaciones permanece de manera permanente y obligatoria. Que los modelos de negocio son otros y así continuarán para crecer exponencialmente. Que viviremos sólo en función de un propósito, el cual es de transformación y es masivo – permea a la sociedad –
Si pido a Dios y al universo que la vacuna para el COVID nos permita abrazar y besar sin recelo y desde muy del Ser para el Hacer nuestros deseos confluyen a que podamos de nuevo compartir esos espacios de mapeo y juego dual, presencial y digital, que podamos trabajar el liderazgo y alinear equipos con un modelo certero muy mixto, que los assessments continúen virtuales pero con realidad inmersivas, que simulan lo presencial y que la inteligencia artificial nos permita sentir de cerca la humanidad y apreciar la belleza de cada individuo que por alguna razón se acerca a María Reina Consultores “del ser para el Hacer”.
Con cariño,
María Reina
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[1] Génesis 1, 27 / 29/ 31
[2] 800,000 muertes en el mundo de 23 M de personas afectadas de acuerdo al WE
[3] En el Parque de Kenia- Amboselli reporta el Messagero.
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