Durante la década de los 90 hasta hace unos años, la palabra de moda en el ámbito empresarial era competitividad.
Competitividad, concepto que de acuerdo a Porter significa la capacidad de una Industria o de una empresa para desarrollar ventajas competitivas “o factores que marcan diferencias frente a otros, era el tema a trabajar y a canalizar los esfuerzos. La competitividad de una Industria y de una empresa era una meta ambiciosa, la cual exigía un esfuerzo y compromiso de cambio, de transformación, o bien haciendo mejor lo que se venía haciendo en especial en términos de eficiencia o generando insumos nuevos en la cadena de producción y proceso productivo de acuerdo a los requerimientos del cliente.
Pareciera un término común, algo traqueado, pero sí era la respuesta a un mercado donde la globalización lo volvió altamente competido, con una rampante línea de oferentes. La competitividad según los expertos, se logra mediante la combinación de gestiones, de la forma de hacer las cosas: una gestión productiva, una gestión de mercadeo y comercial y una gestión humana.
Los países que alcanzan los mayores niveles de competitividad son los países con altos niveles de Productividad, es decir, producen un mayor valor por trabajador y por hora trabajada.
La gestión productiva, denominada por Rodrik, como profundización del capital, exige eficiencia en costos, en inversión del capital, en tecnología, en procesos, en innovación, La gestión comercial, de mercadeo, debe combinar las 6 “P” del mercadeo para la formulación de la estrategia, traducidos así: producto, precio, plaza, publicidad, proceso y gente; La gestión humana depende del grado de educación de la fuerza de trabajo y abarca formación, capacitación y desarrollo de competencias.
Hoy en pleno siglo XXI se habla de ALINEACION… de nada sirve lograr eficiencias, diferenciación en producto o en servicios, si el principal factor de diferenciación: El CAPITAL Humano, no está en línea con esa estrategia y visión empresarial; si no existe ese compromiso por el resultado y lo que es más importante si no hay satisfacción al interior por lo que se hace y se vive.
ALINEAR la Organización a la visión de la empresa requiere un movimiento al interior de variables, entre ellas los sistemas, la estructura, la integración de la operación en una cadena de suministro.
Más allá de eso requieres de una visión y un liderazgo organizacional que permee toda la organización y cada uno de los integrantes. De un conocimiento del recurso humano más allá de sus competencias y de sus habilidades, de un líder resonante que construye a partir de la esencia y del conocimiento que transpira por los ejes del negocio.
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