Del mismo modo, existen tres estrategias fundamentales de liderazgo que deben ser practicadas.

En primer lugar, un líder debe inculcar un sentido implacable de optimismo. Él o ella debe comunicar una convicción inquebrantable de que la misión se puede lograr mientras que, al mismo tiempo, estar basada en la realidad de la situación.

Segundo, un líder excepcional debe reforzar constantemente el mensaje del equipo.

Rendimiento individual es importante, por supuesto, pero el verdadero poder viene de un equipo integrado y coherente.

En tercer lugar, aquellos que llevan en el borde debe crear una cultura de la creatividad tenaz. Deben fomentar un entorno en el que la gente cree que hay una forma de superar todos los obstáculos, y en la que las personas trabajan sin descanso para encontrar soluciones innovadoras.

Cuando nos enfrentamos a un desafío de enormes proporciones, que debe ser capaz de decir:

Nunca te rindas: siempre hay otro movimiento.