Escribir sobre este tema me parece fascinante y considero vale la pena iniciar esta columna explicando lo que se entiende por potencial humano. Se define como esa capacidad que tenemos todos para desarrollar nuestras fortalezas de acuerdo al ejercicio de un rol, de un cargo o de una responsabilidad específica.
Se sabe que existe en el individuo, una capacidad inherente para lograr su mayor potencial, en especial cuando el logro de un propósito de vida exige un esfuerzo y una preparación dedicada.
El desarrollo del potencial humano es esencial para el crecimiento personal y profesional. Implica un proceso continuo de autoconocimiento, educación continua y mucha práctica, permitiendo a las personas descubrir sus fortalezas, superar obstáculos y alcanzar un mayor nivel de satisfacción y bienestar. Su desarrollo consciente y activo es clave para una vida plena y satisfactoria, beneficiando tanto al individuo como a la sociedad en su conjunto.
Para potenciar estas capacidades, es fundamental crear entornos que fomenten el aprendizaje, la creatividad y el autoconocimiento. También es importante contar con mindset de crecimiento, esa necesidad implícita a avanzar aún en tiempos difíciles y a superar obstáculos y críticas de terceros. De ser resiliente y adaptable a este entorno que hemos denominado “iceberg” ya que lo que se puede medir, observar y gestionar con certeza es una fracción del todo.
Considera Nichol Bradford [1] que se suma al potencial humano es el “tener 122 expresiones faciales, de las cuales solo controlamos 8 y que son 51 sentidos, no sólo cinco, los que acompañan, al superpoder potencial humano”. La expresión misma de las emociones nos amplia la capacidad de ser, la cual por supuesto influye en el hacer. Que bueno es conocer de terceros todas esas capacidades que como individuos contamos.
Según ella, el futuro de la mente, aún con la IA, consiste en volverse emocional. “Somos criaturas profundamente emocionales”, dice Nichol, sólo depende de si tenemos o no fluidez emocional, de si somos o no hábiles para ser emocionales de una manera que nos permita tener mayor sensibilidad en cuanto a lo que está sucediendo. La tecnología toma lo que es escaso y lo hace abundante.
La tecnología nos aporta toda clase de sensores que sirven de indicadores o pauta para corregir, disminuir o ampliar. La Inteligencia Artificial establece patrones que sirven a los individuos para potencializar lo que su talento requiera para un fin específico.
“El futuro del trabajo va a ser sobre ser bueno en fluidez emocional, la capacidad de liderar equipos, entrenar equipos, ser un líder desde cualquier rol en un equipo, esas van a ser las apuestas básicas para ser altamente remunerado”.
Ray Kurzweil, innovador y futurista, [2] auguró un futuro cercano en el que la IA no solo igualará, sino que superará ampliamente las capacidades humanas. “Para el año 2029, la IA igualará la inteligencia humana en general”, afirmó con certeza. Sin embargo, Elon Musk fue aún más lejos, replicando: “El año que viene, la IA será probablemente más inteligente que cualquier ser humano. En 2029, la IA será probablemente más inteligente que todos los humanos juntos”.
En María Reina Consultores estamos de acuerdo que lo fascinante del tema es no dejarse amilanar por lo que deriva de la inteligencia artificial, sino por el contrario diversificar nuestro portafolio con la data e información que con análisis hemos construido. La inteligencia artificial es entrar en un mundo que nos desafía nuestro diario vivir y nuestra forma de hacer desde el SER.
Con cariño,
María
[1] Nichol Bradford, experta en tecnologías para potencializar el individuo
[2] Infobae, 24 de febrero 2025
0 comentarios