La reputación e imagen de una compañía es fundamental para tomar decisiones sobre ella y más cuando se trata de encontrar empleo y decidir una vinculación laboral. Una empresa debe proyectar admiración, respeto y confianza para atraer y retener talento, y generar lealtad de quienes hacen parte de esta; aspectos a lo que se refiere el concepto de la Marca Empleador.
TEXTO: MARÍA REINA, GERENTE GENERAL DE MARÍA REINA CONSULTORES
Desde hace dos décadas y hoy más que nunca las empresas, independientemente de su tamaño, trabajan en crear una marca y forjar su reconocimiento en el mercado no solo como parte de su estrategia de marketing, para que se estimule el crecimiento comercial, sino también para atraer y retener capital humano, en especial a esos talentos que se necesitan en un mundo en constantes procesos de transformación. Justamente, la marca es ese activo intangible que aumenta el valor de una compañía y ese componente de la relación empleado/organización que participa como una variable importante.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Específicamente, el employer branding (o Marca empleador) se define como una estrategia de gestión de marca dirigida al capital humano, tanto para los empleados vinculados a una organización, como para aquellos a quienes todavía falta atraer. El término surge en medio de las dificultades que tenían las empresas para reclutar el mejor talento a finales de la década del noventa.
Efectivamente, hoy en pleno siglo XXI, las compañías, teniendo en cuenta que el único factor diferencial que tienen para enfrentar esos retos del mercado es el recurso humano, ejecutan una serie de acciones para atraerlo, retenerlo y fidelizarlo. Eso constituye para muchos expertos la fórmula sostenible del éxito. Así, el término recoge la propuesta de valor que ofrece una compañía, lo que la hace diferente de otras: es decir, que sea altamente visible y muy atractiva para ese talento humano.
¿CÓMO HACERLO?
Disponer de una buena imagen como “empleador”, concepto que hoy mide el mercado a través de encuestas especializadas, no solo aporta un valor único a la marca, generando unos resultados casi proporcionales a ese esfuerzo que se realiza al interior de la organización, sino que también influye en la fidelización de un consumidor que hoy exige coherencia absoluta entre lo que se ofrece y lo que se percibe detrás de esa “marca comercial”.
El permanente contacto del personal de una compañía con el consumidor y con los clientes otorga una gran influencia sobre la forma en la que se lee y se ve a esa compañía desde el exterior.
Por ende, el verdadero reto se encuentra en el interior de la compañía, en la gestión de sus empleados. ¿El objetivo? Proyectar bienestar, satisfacción y afinidad en lo que hace, ofrece y en la manera de hacerlo.
La clave de la construcción de una marca poderosa y alineada está en reconocer al capital humano, enamorarlo e implementar buenas prácticas de compensación y reconocimiento entendidas éstas no solo desde el punto de vista del salario, sino incluyendo beneficios emocionales (trabajo en casa, tardes libres, vacaciones más largas) que le apuntan a la motivación de los colaboradores. Como decía el famoso psicólogo creador de la ‘teoría de la necesidad’, David McClelland, hay que apostarle a esas cosas que mueven a los trabajadores, que son empoderamiento, afiliación y oportunidad de crecimiento y de alcanzar los logros.
Por supuesto estas prácticas deben ser visibles y evidentes para todos. Además, es importante que hayan sido estratégicamente comunicadas hacia adentro (endo-marketing) y hacia fuera, perfilando así la identidad de la compañía, fortaleciendo su reconocimiento, y la percepción de la misma en el mercado.
La Marca Empleador no es una mera tendencia o una estrategia del momento.
Tampoco es exclusiva de las grandes compañías ni es verdad que sea una respuesta a las exigencias del implacable mercado de los millennials. Es más bien una práctica que se ha convertido en fundamental cuando se trata de atraer talento humano, de retenerlo, de generar sentido de pertenencia y lealtad. ¿El motivo? Entre más motivados y más fieles sean los colaboradores, mejores serán los resultados económicos de la organización. Y eso es justamente lo que se está buscando, ¿no?
LAS BUENAS PRÁCTICAS DE RECONOCIMIENTO Y COMPENSACIÓN ATRAEN, RETIENEN Y GENERAN SENTIDO DE PERTENENCIA EN LOS COLABORADORES; LO ANTERIOR DA PIE PARA QUE HAYA UNA EMPATÍA POR PARTE DEL PERSONAL CON LA MISIÓN, LA VISIÓN Y LOS OBJETIVOS CORPORATIVOS. ESO SE TRADUCE EN MAYOR PRODUCTIVIDAD Y MEJORES RESULTADOS.
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Fuente Original: http://capitalhumano.com.co/Flips/Ed_5/pubData/mobile/index.htm#/31/
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