Camino para una sociedad decente y civilizada.
La inteligencia espiritual como el factor común entre tecnología y humanismo.
Se termina el año 2023, año de cambios y de decisiones profundas, de mucha práctica del silencio, de oración y de contemplación, reflexiono sobre el país, un año de un gobierno desastroso por la incertidumbre que genera y pienso en lo importante que sería para Colombia construir una sociedad decente y civilizada [1], como la define Margalit, en su libro “la sociedad decente “.
La sociedad decente es para el autor, “aquella donde sus instituciones no humillan a sus integrantes y una sociedad civilizada, aquella donde sus miembros no se humillan, unos a otros”.
Decido entonces, que es pertinente hablar del tema Cultura, por una parte, palabra quizás algo traqueada, pero relevante para la ocasión por su trascendencia a las organizaciones, a sus empleados y a cualquiera de sus individuos y de bien-estar, por la otra, por su relevancia diaria en cada individuo en momentos en que el entorno es gris, y esa nube afecta al “ser”.
Buscando ser parte de alguna solución y no ser una simple observadora, con humildad considero que es la inteligencia espiritual lo que debería fomentarse como parte de la cultura y del bien-estar Como individuos, como sociedades y como país debemos avanzar en nivel de conciencia [2] e integrar en nuestro actuar, valores como la empatía, la compasión, la colaboración y el entusiasmo. Cuando estos valores, se ponen en función del propósito mayor para avanzar en el camino del crecimiento exponencial, logramos afianzar la cultura tan deseada por todos y tan necesaria en un país en disrupción por no hablar de “caida libre”. Así mismo creo que es la inteligencia espiritual, el punto de inflexión y de conexión de los dos acápites que preocupan a los CEOs de las compañías: El avance tecnológico y el de su capital humano.
La inteligencia Espiritual no significa ser religioso. Una persona puede ser agnóstico o atea y tener una alta inteligencia espiritual. Como la define la filosofía es “la capacidad de trascendencia, de ir más allá de lo físico y lo social, más allá del cuerpo y de las emociones”. Robert Emmons, [3] psicólogo de la Universidad de California, admite que la inteligencia espiritual, integrada a la racional y la emocional, es necesaria para el liderazgo que trasciende y verdaderamente influye en la transformación individual, según él, se compone de cuatro elementos, a) la capacidad para trascender lo físico y lo material; b) la capacidad para utilizar recursos espirituales para solucionar problemas; c) La capacidad para experimentar estados de conciencia que van más allá del “ego” d) La capacidad de ser inspirado por una visión con unos valores que se integran a la misma.
María Reina Consultores “del Ser para el Hacer” considera, además, que la inteligencia espiritual permite adoptar e integrar, la tecnología y la inteligencia artificial en oportunidades para sus individuos, no en contra o sobre ellos, por ejemplo, con el desarrollo de potencial y competencias, acelerando la agilidad del aprendizaje, la agilidad de innovación y holística [4] de los colaboradores.
Paul Zak [5], aporta a la inteligencia espiritual de las empresas y por ende a la cultura, la conexión entre la empatía y la compasión, valores imprescindibles de una cultura sana y sostenible y la hormona “molécula” oxitocina.[6] La experiencia de la vida me permite asegurar que la generación de oxitocina colectiva ocurre cuando se da lo mejor de nosotros mismos, y colaboramos con amor, sin importar nada a cambio. Dios y el Universo retribuyen exponencialmente estos actos de amor [7].
Danah Zohar e Ian Marshall [8], describen la inteligencia espiritual como aquella que permite afrontar crisis, de una manera armónica con las otras inteligencias; La Biblia, en la carta de los Colosenses, menciona que la inteligencia espiritual es esa capacidad de vivir plenamente en congruencia con la Fe [9] y Buda, habla del Vispassana, o visión real de los hechos.
Mathieu Ricard [10] habla del altruismo como un factor determinante en la calidad de vida, concepto que también trasciende a la cultura. Cuando cultivamos a nivel individual, el espíritu altruista, que se genera con la inteligencia espiritual, ésta se permea a la sociedad y puede” moldearse mutuamente “ [11].
Andrea Marcolongo, [12] si bien no habla de la cultura en forma específica si menciona elementos que son válidos para una cultura que persigue el bienestar de sus colaboradores: El goce de la vida, el disfrute, el entusiasmo, valores que surgen de una alta inteligencia espiritual.
María Reina Consultores “del Ser para el Hacer” define la inteligencia espiritual como aquella que nos aporta valor en los momentos de “sombra” [13] y con la cual logramos visionar el futuro con optimismo y coraje,y seguir avanzando en lo que Dios y la vida nos exigen y nos aporta talento para ello.
Lo interesante de todos estos aportes, es que cualquiera sea la definición para la inteligencia espiritual, es que ésta es fundamental frente a un entorno crítico o de “sombras “.
Igualmente, como compañía y como individuos, María Reina Consultores “del Ser para el Hacer”, o simplemente Maria Reina, confía en que si el país, a través de sus organizaciones y familias, alimenta en sus individuos, la inteligencia espiritual por medio de profesar, encarnar, compartir y catalizar valores espirituales como son la colaboración, la empatía, el entusiasmo el altruismo, lograremos una cultura y sociedad sostenible y lo que es más importante un verdadero sentido de humanidad compartida.
Nuestra esencia de compañía, siendo coaches y consultores de negocios y de vida, nos obliga de manera especial y sublime a trabajar la inteligencia espiritual como parte de nuestra práctica y metodología “del Ser para el Hacer”.
Ese es uno de nuestros aportes a la cultura de las empresas, a través de nuestros juegos y prácticas de vanguardia de la psicología, neurociencia y tecnología, cocreamos con las organizaciones, la gestión del pensamiento, de las emociones, la curiosidad, del bien-estar y por supuesto de la inteligencia espiritual de sus colaboradores.
Con cariño,María
“Del SER para el HACER”
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[1] Libro de AVISHAI MARGALIT, regalo de mi amigo del alma y partner estratégico de Maria Reina Consultores, “del Ser para el Hacer” Enrique Pérez
[2] Niveles de conciencia de Wilbert y de Barret, metodología en la cual MRC está certificado
[3] Robert A. Emmons, Ph.D., is the world’s leading scientific expert on gratitude. He is a professor of psychology at the University of California, Davis, and the founding editor-in-chief of The Journal of Positive Psychology y author of Gratitude
[4] Birkman es la herramienta por excelencia que te ayuda a encontrar caminos de vida
[5] Paul J. Zak is Professor of Economics and Department Chair, as well as the founding Director of the Center for Neuroeconomics Studies at Claremont Graduate University.
[6] Oxitocina
[7] Inspirado en el santo San Juan de la Cruz, a quien leo actualmente y de quien quiero aprender en mi camino de la vida
[8] Texto de Google, wikipedia
[9] Carta a los Colosenses de Pablo de tarso, Capitulo 1
[10] Mathieu Ricard, el hombre más feliz del mundo
[11] Mathieu Ricard,
[12] Andrea Marcolongo, escritora italiana autora del libro los valores para la crisis
[13] Concepto que adopto de Pablo de Ors
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