Hoy se paga a unos consultores una suma importante de dinero por ayudar a buscar la felicidad.
La felicidad son se vendé en góticas, no viene de una técnica. Sale de nuestro interior, somos protagonistas de nuestra vida y pilotos de nuestro vuelo. Debemos conocernos, ese es el primer insumo, conocer lo que somos, sabes que nos motiva, cuales son nuestros intereses, aún nuestras áreas de mejora o debilidades. Utilizar ese conocimiento para ser coherentes con nuestro ser y no con terceros. Amar lo que hacemos y vivir acorde con nuestra escénica es la clave de la felicidad.
La felicidad no está en el dinero o en el poder que genera aplausos de terceros.
El poder y la riqueza están en nuestro interior y en nuestra conexión con nuestro espíritu y con la divinidad que tenemos dentro.
Ese conocimiento que también nos sirve para entender a otros, utilizado, en nuestra vida laboral o personal, nos permite brillar en excelencia. Comprometernos con nuestra vida en coherencia, nos da una fuerza interior única… Y eso es la felicidad.
Me niego a creer que se pague por encontrar la felicidad…
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