En este momento de mi vida en que las lágrimas me cubren la cara de manera repentina, cuando en el fondo de mi corazón me siento triste y a veces con algo de rabia, en mis diálogos con Dios, me viene a la cabeza el tema de la felicidad.
Es extraño, siento que me falta la respiración y que necesito el sol para recibir el brillo para dorar mi cara y secar la humedad. Sin embargo, también aflora en mi un sentimiento de esperanza, de gratitud, de amor infinito….
Procurando entender esta dicotomía, mirando el cielo y pidiendo sabiduría al Espíritu Santo, considero que es precisamente lo que se llama “felicidad “ y que para alcanzarla hay que experimentar momentos de luz y de sombra o como diría Pablo de Ors, son de sol y lluvia o son también los viajes al desierto y a la montaña [1].
Gracias al Padre Leónidas [2], conocí al teólogo y filosofo musulmán Al- Ghazali, interesante místico de oriente, quien tuvo la valentía de criticar a varios filósofos hasta ese momento reconocidos [3], cuestionar aspectos del islamismo y a quien se considera “el San Agustín del cristianismo” precisamente por su disertación de lo que puede llamarse la felicidad y que yo llamo la sabiduría del alma para acoger cada momento de la vida como una bendición, como un tesoro que brinda en la oscuridad, la ventana de la oportunidad.
Al-Ghazali, muy sabiamente, como lo expone Leónidas [4], consideraba que la felicidad, ese estado que tanto anhelamos, se alcanza cuando practicamos ocho principios básicos, los cuales menciono a continuación, y que en este momento de vida trato de practicar como una rutina diaria, pidiendo al cielo me apoye en esa lucha y dolor tan humano, y que se hace válida para otros, en todavía “tiempos de pandemia “.
- “No sentir orgullo de nada”, en mis palabras, se refiere a practicar la humildad y la compasión en cada interacción con otros.
- “Considerar que somos únicos y cómo hijos de Dios, tenemos nuestro valor, nuestro elemento para entregar al mundo y servir a otros.
- Alejarse del “eco” del mundo y de aquello que para otros resuena porque es “ nice “y merece un “ like”.
- Dar amor, expresar amor, sentir amor, aún en las situaciones más difíciles.
- Agradecer por todo, sentir esa gratitud por ser, por existir.
- Separarse de todo aquello que conduce a la soberbia y al ego.
- Evitar la enemistad, ya que como dice Leónidas, ésta es “obra del maligno” Yo mencionó que estos sentimientos envejecen y agotan. No vale la pena darle lugar en nuestro corazón a ellos.
- Ser honesto y procurar la coherencia en todo, en lo que pensamos y hacemos, en el “ser para el hacer”. No confiar en nada, ni temer a nada, sólo en Dios y en nosotros mismos, en nuestras capacidades
Son entonces ocho insumos para ser feliz, para protegernos de la oscuridad y de la sombra
Sirve esta disertación para capotear en el entorno actual BANI” Brittle, Anxious, Non-linear, Incomprensible”, por sus siglas en inglés, entorno que viviremos de ahora en adelante por varias razones, entre ellas la convergencia tecnología-humanidad, la inflación resultante de la escasez de insumos, materias primas y de logística, y en general por el cambio de entorno de negocios, de la alineación tecnología – humanidad , de la transformación personal a costa de la pandemia y el resurgimiento de la espiritualidad en el mundo
¡Debemos ser resilientes y ágiles nos pide el mundo! Para mí es el momento de pensar y reflexionar en el verdadero Ser, en nuestra razón de vida para el Hacer y por supuesto para el Tener. Es co-crear y colaborar para crear la abundancia colectiva.
Con cariño,
María
[1] Pablo de Ors”, el camino del Silencio
[2] Padre Leónidas Ortiz, reflexiones de la palabra de vida
[3] Al Gazalis , “la incoherencia de los filósofos “
[4] Reflexión del Padre Leónidas, al evangelio de Lucas 6 versículos 20-26
A veces la sabiduría es inherente a nosotros, la poseemos pero no somos conscientes de eso. A veces sólo la descubrimos cuando vemos que la vida no es simplemente estar, sino estar sabiendo que estamos y que tenemos una herramienta, si es válida la palabra con la que podemos superar las duras pruebas que nos presenta!
Excelente reflexion, lleno de energia, sapiencia y veracidad, en medio de un instante de tristeza. Dios te Bendiga y te Acompañe siempre
Muchas gracias María por compartir tu corazón y conocimiento en estos momentos difíciles. Un abrazo.