Churchill decía “la actitud es una pequeña cosa que hace una gran diferencia”. Como tiene de razón esta afirmación en la vida laboral. Un empleado con pasión y ganas de realizar su rol de encargo logra mucho más que otro con todos los títulos y aptitudes para el mismo, sin la actitud positiva y carácter de lucha para lograr sus retos.

Una persona con actitud positiva o simplemente buena actitud, busca la excelencia en lo que hace porque su ADN se lo exige. Una buena actitud además permea en la organización, vence obstáculos, hace relaciones y busca soluciones.

Creo que desde siempre ha sido claro tener muy en cuenta la actitud y esa pasión que emana de un ser humano en el momento de contratar. Sin embargo, ésta, la que considero una de las destrezas del momento, no era suficiente   en el siglo XX.

La palabra “actitud” viene del latín que significa cualidad de acción y es precisamente ésta la interpretación que se da cuando hablamos de “actitud”, la cual por supuesto puede ser positiva o negativa y se percibe muy fácilmente y tipifica a las personas, queramos o no.

La actitud de un día puede ser el resultado del estado de ánimo. Sin embargo, la actitud en general es un factor inherente de la personalidad de un ser humano y de su inteligencia emocional.  Es esa fuerza interior que exalta la vida. El optimismo, la autoestima y la auto realización son componentes fundamentales de una buena actitud.

¿Qué significa tener buena actitud?

Una buena actitud es tener ese visor de positivismo y optimismo de cara a la vida. Significa ver oportunidades donde otros ven amenazas e incertidumbres; es ver la luz del sol aún en medio de la lluvia y la tormenta; es ver el vaso medio-lleno y no medio-vacío; es tener esa ilusión permanente de vivir y levantarse con la energía y la alegría de existir un día más ; es ser agradecido de la vida y sus circunstancias.

Esa actitud surge también de esa coherencia entre lo que somos y lo que hacemos. Esa actitud surge de esa fuerza espiritual que nos motiva a la vida y que, para mí, tiene que ver con la conexión con Dios.

La actitud depende de la personalidad y es parte del ADN de cada persona, la habilidad se adquiere con conocimiento y maestría. Habilidad, es una competencia para algo y no es igual a la actitud.  Lo que si es cierto es que una habilidad se adquiere si tenemos la actitud para ello, de otra forma por mucha práctica y experiencia que tenga un ser humano, no desarrolla una habilidad sino hay actitud.

Con cariño María

En un minuto puedo cambiar mi actitud, y en ese minuto puede cambiar el mundo entero. Spencer Johnson.