Desde Alicante una reflexión sobre “El Ser para el Hacer”

por | Jun 13, 2022

“Silencio … Silencio
Silencio es todo lo que me hacía falta
Silencio para mirar solo al cielo
Silencio para hablar contigo Señor y conmigo dialogar
Inspirado en Ana Alós
“Me gustas cuando callas porque estás como ausente y me oyes desde lejos y mi voz no te toca”
Pablo Neruda

Se que debería escribir sobre cualquiera de esos temas que preocupan ahora a los CEOs, luego de dos años tan diferentes y a la vez tan especiales en los cuales, entre otras cosas, se nos movió el piso para bien o para mal.

Decido escribir sobre lo que vivo en el momento presente dando sentido y contexto a nuestra misión y esencia como compañía y como individuo, a “nuestro Ser para el Hacer” para servir a otros, apoyar y trascender en su camino de ser su mejor versión como personas y como compañías.

En esta hermosa tierra bañada por el mar Mediterráneo, Alicante, iluminada por un cielo de un azul inolvidable, he sentido además de la presencia de Dios, lo que es la esencia de la vida: el Ser, El sol abrasador calienta mi rostro y mi cuerpo medio desnudo, refleja en el agua un brillo que abre la mente para sentir agradecimiento y paz por todo lo vivido, por una parte, pero también para aflorar ideas que surgen así no más, con muchos temas que con certeza nos preocupan a todos y que se relacionan … con el devenir tecnológico y la humanidad que siente confusión y algo de ansiedad.

Agradezco a Dios, a la vida y a mi hijo, por tener la oportunidad de caminar estas calles en silencio, respirando y aspirando el aire cálido del verano para nutrir el alma y alentar el cuerpo, solo con la ilusión de vivir cada instante que Dios me regala, sin alhajas, y sin arandelas que transformen lo natural y lo bello de este lugar tan pintoresco, del Mediterráneo español.

He perdido el sabor del café por el del agua pura en cubos de hielo para aliviar la sed, precisamente la sed de vivir, de amar el presente y lo que hacemos con nuestra práctica, convencida que la esencia de la transformación que nos deja la pandemia es la riqueza espiritual, la necesidad de afiliación empática y la conciencia de la conciencia.  Se me viene a la mente, la canción de Edith Piaf “je ne regrette rien“ [1] Historias y sus experiencias de quienes confían en nosotros o en mí personalmente aparecen en el aire, las agito sonrientemente en mi correr sobre la arena del mar y las respiro con las olas, ellas van y vienen para transformarse en escenarios de luz y de amor, de oportunidad y de ilusión. Miro el azul del cielo para vaciar contenido y reprogramar el cerebro con poesía de tantos autores españoles que se vienen a mi cabeza y que mi macarrona [2] me indujo a leer y a gozar, como Béquer, García Lorca y en especial Calderón de la Barca con “la vida es sueño” donde sus letras brotan en el aire para mí: “Qué es la vida: un frenesí, Qué es la vida, una ilusión, una sombra, una ficción… que toda la vida es sueño y los sueños son”.

El eco de las olas del mar me conectan con mi esencia para entender que definitivamente amo lo que hago y persigo y que como Charles Foucauld [3]– libro que por coincidencia divina leo en el momento- en su exploración en el norte del África, como lo describe Pablo de Ors, inició una vida con propósito, esta visita a Alicante me ha despertado un deseo enorme de continuar con mi propósito de vida, seguir la voluntad de Dios, soltar más, liberar paradigmas de vida y alimentar la espiritualidad [4] con el servicio que brindamos en su compañía “del Ser para el Hacer”, promover la fantasía que da la esencia de ser y conectar a todos quienes como yo, estamos en un momento mágico de la vida para dejar de hacer lo que no genera valor, nos aleja de lo trascendente, sólo sentir profundamente la esencia de la vida y las relaciones que permanecen y no se deshacen como las olas del mar.

El avance y aceleramiento tecnológico que generó la pandemia ha derivado en nuevos modelos de negocios, y del hacer en todo el mundo desafiando el corazón de las compañías e impulsando los “startups”: Las nuevas codificaciones, la Inteligencia Artificial, la robótica las tecnologías de transformación del Ser entre muchas, son el factor común de inversión en este ciclo de negocios. Sin embargo, ¿qué pasa con el capital humano en este mismo ciclo?, qué transformación se generó durante este aceleramiento tecnológico. la pregunta específica sería, si verdaderamente avanzamos en el nivel de conciencia para crear una sociedad donde la colaboración y lo simple son la regla de juego de la abundancia colectiva?

En línea con nuestro propósito de compañía, nuestra invitación hoy es trabajar por lo que se ama para conectar la esencia de “Ser con el Hacer” con el negocio para así, lograr -por supuesto con otros insumos- ese escenario de crecimiento exponencial que el mundo de negocios reclama. Invitarlos a tener con nosotros estos espacios de luz, puede que no en Alicante, pero si en cualquier lugar natural donde el brillo de la divinidad alumbre. Sin embargo, la realidad es que no se trata de un lugar externo, la luz y el brillo es del interior de cada uno, del jardín que todos tenemos para florecer. [5]. Dejar a un lado el afán de aprender tanto y como dice Pablo de Ors, “más bien desaprender” para rescatar la autenticidad y la esencia. Tener estos espacios de silencio, de reflexión y de amor para conectar con lo que es importante con la certeza que de ello resulta en expansión, en abundancia y en bien-estar [6].

Con cariño,

Maria

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[1] No me arrepiento de nada en francés
[2] Macarrona, apodo cariñoso a mi mamá
[3] Libro de Pablo de ORS “el olvido de si”
[4] En mi caso de una vida con Dios
[5] Inspiración de Pablo de ORs
[6] En la Biblia hay referencias sobre esta afirmación: Cuando vivimos en función de nuestros talentos- todos tenemos uno- para servir a otros, la abundancia llega

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